Conversación entre nomadresaún y una novel madre, infortunadamente hermana de la acogedora comentarista y prima de alguna otra, amiga a medias del resto.
Era impresionante ver las contorsiones que la loca hacía por contenerse...
Las descripciones de lo que se trataba eso de "se ponen toas locas" se centraba en que se ponen sensibles a los ruidos, al humo de cigarrillo cerca del recién nacido, estrictas con los horarios, no quieren salir, no quieren exponer al niño bruscamente al ruido, sol, cosas de la ciudad. No están muy dadas a lo que los demás.
Recordé a un viejo psicoanalista, Donald Winnicott, que hablaba que en las primeras semanas post parto, las madres entran en lo que llamó Preocupación Maternal Primaria, y decía que es un estado mental muy particular de volcamiento absoluto a las delicadas necesidades del recién nacido.
En un cierto sentido es como si el nacimiento en sentido psicológico, aún no se hubiera producido, madre hijo aún son uno, no dos. El estado mental que en la madre prima en esos días, a la luz de un exámen psiquiátrico sería visto como psicótico, fuera de "la realidad", si no consideramos que la realidad primordial de esa madre es el sostén de la fragilidad del ser que ha llegado a su vida, o más bien que va llegando a la vida a través de ella.
Recordando la escena que relaté, qué ciegos, sordos e insensibles nos hemos vuelto a los hechos más simples y básicos de la vida.