4/6/23

Mis hijas se despiden de su abuela

Querida abuela: Es la tercera vez que intento escribir esta carta. Me encientro un poquito hambrienta de palabras que enseñen lo que anhelo expresarte. El domingo pasado por la noche, luego de visitarte y tomarte de la mano, me encontré llorando con mucha pena y frustración. Me encontré llorando porque entendí que se acercaba tu partida y aunque creí haberlo hecho tantas veces, no me sentí lista para despedirme. Quizás nunca lo esté. Y es que creo que talvez uno nunca está listo para los momentos mas significativos de nuestra vida. Por ejemplo no me siento lista para crecer, y aquí estoy cada día mas grande, con un horizonte emocionante de incertidumbre que no espera... Que mas allá de mi llanto, ya esta aquí. Para mi, tu partida y mi crecer son como un pajarito que saltó del nido sin saber volar. No estaba preparado, pero lo acostumbrado cambia, lo conocido se transforma, y aquel salto de pequeñas alas es un paso inevitable. Tal paso de nostáligco suceder, apareció frente a mi el lunes por la mañana cuando, camino a casa, me encontré con un pajarito caído del nido que algo torpe y asustado aún no sabía volar. Al verlo tan solito y un tanto expuesto, lo tomé entre mis manos y con cuidado lo llevé conmigo. Es curioso cómo una criatura tan pequeña puede entregar tanto amor, causar tanta esperanza. Es curioso el coincidir que a veces entrega la vida. Pues apareció en el momento en que más precisaba compañía. Por cierto, se llama Margot. Abuela, estos últimos años contigo sé que fueron enormemente difíciles. Sin embargo protejo algunos instantes tremendamente valiosos. Así como una y tantas veces me abrazaste cuando la vida se mostraba compleja, ahora yo te abracé a ti. Así como una y tantas veces me ayudaste a caminar al hallarme con un cuerpo que no me respondía del todo, ahora yo te ayudé a ti. Así como una y tantas veces me cantaste con amor para que descansara, ahora yo te canté a ti. Y así como tú Margarita, a tener a tus dos maravillosos hijos, entre ellos mi padre, me diste vida, ahora yo te dare vida a ti. Porque tú estás en mi. Tu historia está escrita en nuestra piel. Matías, David, Paloma, Sara, Lucía, José... Abuela, tú eres nuestras raíces y estamos floreciendo contigo, como margaritas. Y no sólo estás en nosotros, estás también en todo quien tuvo la fortuna de conocerte y la sabiduría de valorar tu magnífico ser. Plantaste una semillita en sus corazones que les acompañará siempre. Abuel, tu siempre tan protectora y cuidadosa, quiero que sepas que vamos a estar bien. Tu cuerpo conoció la muerte, pero tú eres eterna, asi como nuestro amor y agradecimiento hacia ti. ¡Y ahora vuela! ¡Vuela como Margot! Que poquito a poco se acerca cada vez más al cielo. Sara, chalita♡ Para mi abuela adorada. Abuela Margarita, abuela ciruela. Me tomó ahora un momento para intentar comunicarte con lo que puedo en palabras lo que eres y has sido siempre para mi. Espero algo pueda. Me destroza el corazón tener que estar escribiendo esto desde tan lejos y no poder decírtelo en persona con unas galletas y tomadas de la mano, no se ni donde empezar ni como encontrar palabras que me y nos sean mínimamente suficientes. Pero tengo algo que me puede ayudar. Había una vez... Había una vez una niña que se llamaba Paloma. Paloma le decía a su abuela "abuela, si soy Paloma, porque no volo?", la abuela, como siempre, le inventaba las respuestas mas creativas y se reía. Poco sabía Paloma que sí que iba a volar! me toca! Habia una vez, una niña que agarró sus maletas y se fue a viajar. Entre otras cosas, a veces se va a caminar por tierras francesas y visita los lugares de los que su abuela le contó. Cada vez que pasea se acuerda de lo que su abuela le enseñó de francés: papillon es mariposa, rouge es rojo así como el rouge de pintarse y pomme es manzana pero pomme de terre es papa. Yo con eso y un poco de mímica, ya me creo que hablo francés. Mi abuela me enseñó les digo. Me toca! Había una vez, una Paloma en Europa que cada 6 de abril prende una velita, se sonríe, le manda un beso telepático a la ciruela y se pone feliz de tener la mejor abuela que hay. me toca! Había una vez, una Paloma, que tenía una abuela que se acuerda de todo. La abuela y su memoria se acuerdan con lujo de detalles, historias e historias, a veces reales, a veces inventadas, de tiempos remotos, infancias, viajes y anécdotas maravillosas, con fecha, lugar, nombre y apellido. Es su memoria de elefante, como le dice ella. Me toca! Había una vez, una Paloma que se mira al espejo y se encuentra parecida a su abuela.  A veces la nariz, a veces los ojos, el corte de pelo y a veces también lo charleta. Y se pone orgullosa. Que mejor que tener recuerdos de su abuela en el espejo! Me toca! Había una vez, una Paloma que cada vez que le dicen que habla mucho, que ocupa mucho espacio, que es muy alaraca, que porque siempre anda contando historias, se acuerda de su abuela, la mas charleta de todas y lo entretenido que es escucharla, lo maravilloso que es verla cuando cuenta y actúa sus historias  y mas ganas me dan de seguir hablando y cotorreando todo lo que pueda, a mi que importa si le molesta a alguien. Como mi abuela. Me toca! Había una vez, una Paloma, que se acuerda muuuuy bien, con su propia memoria de elefante, como su abuela la arrullaba para dormir. Paloma se acostaba y la abuela le daba palmaditas en la espalda, a veces incluso con un cuento. Hasta hoy, Paloma se da a si misma esas palmaditas mágicas en la espalda cuando no puede dormir. Me toca! Había una vez, una Paloma, a la que le encanta tener cositas lindas, a pesar de que, quizas, a veces, sean un poco muchas. Y cuando alguien pregunta, ella solo responde "Este es mi propio persa Alcántara! Como el de mi abuela!". Me toca! Había una vez, una Paloma a la que su abuela ciruela siempre le dijo "Palomita, tu solo tienes que precouparte de ser feliz". Entonces ella se regalonea, se mima, se regala cosas lindas, come rico, sale a jugar y a dar volteretas, porque la abuela dijo, yo solo tengo que ser feliz. Me toca! Entonces la Paloma esta, se quiere ir a volar. A viajar, a jugar por ahi, a dar volteretas, a ser feliz. Y ya se esta juntando la plata, esta sacando la licencia y se va a ir a juntar historias para seguir contando y cotorreando. Se quiere comprar un pequeño bus donde le quepan todos los cachivaches de su Persa, lo va a pintar, lo va a arreglar bien bonito, y lo va a llamar Margarita, por supuesto. Para que me acompañes siempre a viajar. Te acuerdas que me dijiste siempre? "palomita, tu solo tienes que preocuparte de ser feliz" estoy en eso wela, y te llevo siempre en el corazón Ven a visitarme cuando puedas si? Aunque sea en un sueño. Te quiere mucho, muchísimo tu nieta Paloma

No hay comentarios:

A mis hermanos Psi

Queridos hermanos, Marx. Agradezco la conformación de esta cofradía de selectos analistas, y un antianalista sinclubista retirado, en este ...