VideoTerapia en diálogo...

Jugando con Eduardo Smalinsky en torno a un publicación que acaba de hacer y en la que me cita. Vivencias de un terapeuta transformando su vida y su práctica en torno al nuevo mundo que se configura. Querido Eduardo, nosotros tenemos una relación casi virtual, a pesar de que nos hemos ido encontrando en encuentros diversos en la cuenca del Río de la Plata, nuestra relación más reconocible para mí es por Facebook. Tus reflexiones son muy interesantes, admiro tu capacidad metódica. Quiero agregar en el tema, a lo que ya compartimos antes, lo que está pasando más actualmente con esta videopráctica en psicoterapia. Es importante señalar algo que a lo mejor olvidé compartir, mis pacientes con dificultades para encontrar privacidad en sus encierros de cuarentena, encontraron un espacio útil y creativo, muy satisfactorio para mí también, en el chat escrito, dentro de la hora de sesión acordada. He tenido el desafío de lidiar con las condiciones técnicas, combinar la red telefónica con el WiFi de casa haciendo hábiles piruetas de reconección durante la sesión cuando una red falla, afortunadamente nunca las dos simultáneas hasta ahora. Decidí cablear mi conección desde el router y eso mejoró ostensiblemente la estabilidad y calidad de la conección. Todo esto implicó indagaciones varias, horas de lecturas técnicas, consultas y las piruetas para conseguir elementos técnicos sin salir de casa. No contamos en Chile con el servicio al cliente, al menos de mi proveedor WiFi, viéndose colapsados, sencillamente eliminaron el servicio call center... quedamos a la deriva, la red funciona y estudiando he aprendido algunas maniobras de hacker que me han permitido sostenerme. No poca inquietud hay, mi práctica cuelga de un hilo... virtual... y sospecho que mi tranquilidad doméstica cuelga más abajo, encadenada.. He logrado adaptarme al encierro, desarrollando rutinas deportivas bien organizadas, en mi terraza con sol y el actual buen aire por la falta de vehículos en la ciudad... esto ha llegado a tal punto que, se levantará la cuarentena en mi zona el Lunes, y me sentí tremendamente decepcionado, creo que podría haber estado meses así... Sucede que desde el virus, ha habido una profundización del Estado Policial Hipervigilante, ahora no por tus ideas políticas sino por tu adherencia a las polítícas de prevención del contagio, se ha vuelto un mundo muy desagradable para mí. No puedo salir de casa sin un permiso policial, restringido a dos por semana, y es probable que te chequeen en la calle patrullas militares, policías, o vigilantes municipales. Los vecinos te interpelan o denuncian si no usas guantes o mascariillas, a pesar de la enorme confusión imperante al respecto. Esto se agrava por el hecho de que en mí vive un espíritu crítico ante la medicina como se practica hoy, el contagio no es a la Pasteur para mí, y las prácticas curativas en las que confío, por amplia experiencia personal, no son las alopáticas ni las ministeriales. Me observo, me acepto, me acompaño, y entiendo que vivo y habito un mundo en que soy minoría y se me considera loco. Puedo entenderlo afortunadamente, y desde ahí respeto la cuarentena, las medidas y los etcéteras porque vivo en un mundo regulado por seres que piensan de otra manera y estamos en una frontera crítica de la aceptación de lo diverso. Los locos que creemos más en la mirada de Bèchamp o Bernard que en la de Pasteur, que hemos experimentado los beneficios del MMS, las frecuencias Rife, de la Homeopatía y las flores de Bach, la Meditación, la Quiropraxia, las prácticas curativas no tradicionales, y conocemos la abismante potencia del placebo, somos ansiógenos y peligrosos cuando el miedo a que el virus te mate está en todas partes. Pues bien, ahí voy navegando, sigo atendiendo, y recientemente me dan pataletas de ira por tener que vivir en un mundo que es como es, y se está poniendo "por muy buenas razones" más Orwelliano cada día. No deja de serme inquietante cómo sin un policía con el pánico del virus se acabaron los movimientos reivindicativos sociales de un paraguazo. Todos alineados con gobiernos a los que se les ha temido siempre, por el pánico al enemigo externo. Bion se relame en su tumba. A ratos estoy que reviento, no soporto más ver lo que me va quedando de modo de vida, aún cuando encerrado en mi pequeño palacio bien organizado estaba todo bien... hasta que me sacaron la cuarentena... qué se yo, bah. Un abrazo.