31/10/08

Consciencia, ¿Ideología o flujo existencial?

Me ha tenido ocupado la pregunta por la palabra "consciencia", se usa de modos diversos, y creo que en el campo psi, es una palabra crucial con usos diversos.

Mirando hacia atrás puedo darme cuenta de que usaba la palabra, para una idea relacionada con desarrollar una ideología, una posición personal ante el mundo a partir de experiencias que me impactaban en mis modos de percibir y relacionarme con el mundo. Me sentía más consciente al tener más opiniones precisas acerca de los temas de la vida.

Por ejemplo, en algún minuto me espanté al "tomar consciencia" del modo fríamente industrializado en que se producen los alimentos a los que comúnmente accedemos.

Detalles aparte, me pareció que algo que era tratado de maneras fríamente comerciales, productivas, centradas en la eficiencia, descuidaba otros aspectos del proceso de generar alimentos y que, eso inevitablemente tendría consecuencias en las vidas de los que se alimentan de esas fuentes. Exceso de tóxicos en beneficio de la productividad, etc... muy en la línea de las innumerables posturas "sanas" de la actualidad. Esa "consciencia" me llevó a ser selectivo y cuidadoso en las cosas que ingiero y doy a los míos.

Así muchas otras cosas, como el medio de transporte, ropa, uso de tecnología.... a partir de ciertas experiencias, fijaba una idea y construía con eso una ideología, una creencia de que había un modo de vivir más saludable y que eso estaba, por supuesto, en mis ideas en desarrollo.

Estaba, de lo más chocho conmigo mismo, sin duda.

Sin embargo, con el tiempo me fui sintiendo algo esquemático, un poco torpe, funcionando desde ideas que parecían muy desarrolladas, pero que sin embargo me mantenían centrado en ideas, y con ello completamente cerrado a lo nuevo de la vida que transcurre cotidianamente.

Esto ocurría al estar teniendo otros golpes experienciales en los que me sentía de lo más ajustado y cómodo en actitudes que sin embargo iban contra o estaban fuera de mis creencias acerca de la vida, experiencias que mis ideas previas (prejuicios) no podían abarcar, pero que la circunstancia de un momento mostraba como "el" camino preciso, para esa ocasión.

Algo mareado, de pronto me veo situado en un estado que hoy denominaría "más consciente". Mareado porque si bien se siente "más consciente" es de lo más ignorante, no tengo nada muy claro, cambio de opiniones constantemente, pero sin embargo parezco ser bastante más agradable para los demás... algo confuso para mis obsesivos esquemas occidentales.

Es extraño, porque en realidad me parece que no puedo definir de antemano las cosas, que traen su definición consigo, al momento de presentarse, es como si "yo" y "mis" opiniones no tuvieran ninguna importancia. Los hechos de la vida se desenvuelven conmigo en ello, con las respuestas desde el hecho mismo, no desde el pensamiento.

Hoy entonces, voy pensando en "consciencia" de un modo que no tiene que ver con conceptos previos acerca de lo que es el mundo, ser consciente, o lo bueno, sino más bien con una idea más cerca de la palabra "conección", "integración" al mundo.

Llamo consciencia a eso que ocurre cuando nos conectamos con lo que es, cualquier cosa sea eso, con nuestra circunstancia, en pleno movimiento momento a momento, y que nos lleva a actuar de un modo ajustado, preciso, a lo que es, no por pensamiento, propósitos, valores o cualquier idea, sino por, ajuste, integracíon, o, consciencia.

Es en ese sentido que comprendo la salud mental, un "ir hacia" dicha integración, incorporarse al mundo dispuesto a sorprenderse, a encontrarse con uno mismo en la vida diaria cada día, no como un progresivo conocimiento intelectual de uno mismo que acaba en una idea acerca de lo que uno es, sino como un proceso sin fin, constante dinámica de encuentro con uno mismo y el mundo, que en ese punto no son dos cosas, no son una.

De hecho precisamente, el estar demasiado identificado con lo que uno cree que uno es, basado en la historia y en la mirada de otros sobre nosotros, es lo que muchas veces nos hace rígidos para enfrentar la vida tal como es, sufrimos enormidades en el intento de torcer lo que es, intentando encajar nuestro concepto de lo que somos en lo que vamos viviendo.

Llevando esta reflexión al campo de la psicoterapia. Mi enfoque "sinclubista marxista" no es ningún chiste. Es una aplicación directa y clara de este desenvolvimiento.

Desde dos ángulos, desde el consultante, creo que queda implícitamente muy claro en todo lo anterior, busco favorecer la apertura de la rigidez de las creencias acerca de lo que el consultante es, en un primer tiempo rompiendo la vieja ideología de la "identidad", para en un segundo tiempo acompañarlo a ir al encuentro_conocimiento_efímero de sí en cada instante, abriéndolo a un estado existencial en el que uno sabe quién es, después de serlo, cada vez, para luego olvidarlo.

Desde el ángulo del psicoterapeuta, tiene mayor importancia la definición "sinclubista marxista". El enfrentarse al encuentro clínico, abierto, sin amarras a escuelas, instituciones, supervisores, modelos teóricos, conceptos de salud y enfermedad, no permite que uno se ubique dentro de un club o sociedad profesional que tienden a exigir adherencia a un modelo que por completo que sea, está en otro momento apartado del encuentro clínico que es lo que da sentido y existencia al psicoterapeuta como tal.

La cita a Groucho Marx, no es más que un refuerzo de lo mismo al tomar su frase "¿a quién va usted a creer, a mí o a sus propios ojos?" Es lo que a mi modo ejemplifica muy bien la actitud más prescindente de juicio posible, una fenomenología del encuentro psi, muy cerca de "La Política de La Experiencia" de Ronald Laing.

La cita que también hago frecuentemente a Carlos Caszely con su "No tengo porqué estar de acuerdo con lo que pienso", será evidente que no es más que otro brote del mismo arbusto.

21/10/08

¿Sociedad del Conocimiento? (La vida, mata).

De pasada escuché en la radio a un fulano que hablaba del advenimiento de la "sociedad del conocimiento" en que se estaría constituyendo la actualidad humana, apoyado en la cantidad de información progresivamente creciente que la ciencia entrega. Lo que no dijo con claridad es que el entusiasmo de muchos con esta sociedad del conocimiento es un concepto capitalista netamente. La propiedad intelectual.

El delirio por descifrar el genoma humano como el de todo ente biológico sobre la faz de la tierra, en realidad tiene algo que ver con una pulsión hacia conocer, pero mucho más tiene que ver con el hecho de que ese conocimiento hoy en día permite hacer modificaciones genéticas PATENTABLES COMERCIALMENTE, y he ahí el chiste. LUCRO.

La Ingeniería Genética, al servicio de la sociedad del capital, genera cosas como por ejemplo, semillas de trigo que germinando para una cosecha, no producen nueva semilla. Esto hace que los agricultores deban comprar semillas cada año a los productores de esta semilla modificada genéticamente. La ventaja estaría en la resistencia a males varios y la productividad.

Es claro que en un sistema de producción agropecuaria tal, hay uno que siempre gana, el dueño de la propiedad intelectual de la semilla. Las empresas de ingeniería genética siempre ganan, cosecha a cosecha, el valor de las semillas que venden.

El agricultor, y el consumidor sin embargo, comparten el riesgo y corren con la posibilidad de perder. En un mal año, una mala cosecha o una cosecha malograda, es pérdida total para el agricultor. Para el consumidor es una pérdida relativa en la medida en que el precio del trigo cosechado, al haber poca oferta, aumenta.

Qué contraste notable. Justo hace poco tiempo había sido invitado a participar de una iniciativa agrícola inspirada en la técnica y la ética de la agricultura biodinámica y la antroposofía.

En tal sistema, los potenciales consumidores aportan un monto de recursos para que los encargados del campo produzcan. El resultado de dicha cosecha se reparte entre todos los inversionistas. Todos corren el riesgo, todos pierden o ganan en la misma medida compartiendo la condición incierta de la existencia humana.

Qué obvio se hace que el sistema capitalista se organiza de un modo tal que desigualiza la exposición ante el riesgo de vivir, inicialmente igual para todos. El Capital y sus flujos redistribuye el riesgo intentando amparar contra las variables condiciones de la existencia a unos pocos.

Ficción pura, la vida, te mata igual, con o sin plata o poder.

16/10/08

Yo, soy otro.

En alguna entrevista a Francisco Varela de las que están en youtube, por ahí deja caer la frase "Yo, soy otro" o yo, es otro.

Tremenda frasecita que evidentemente hace justicia a la trayectoria budista de Varela. Sin embargo, me quedé dándole vueltas, pues también desde el psicoanálisis aquello tiene mucho sentido.

El Yo, yo, ese que he creído ser, aquello con lo que me identifico, nace en el espejamiento de los Otros. inicialmente la madre, y en la medida en que progresa el desarrollo, se va ampliando los otros en los cuales nos espejamos para saber quienes somos.

Entretejido en esto hay mucho de Lacan. Uno se ve en el rostro de la madre para D. Winnicott. Sin embargo, cuando la madre mira al bebé, lo mira cargada de todas las fantasías, deseos, proyectos, conscientes o no, que están depositados en ese hijo, en el nombre que lleva, y en su imágen, aún antes de nacer.

El Yo, se configura así, articulado al deseo de ese Otro. Es fiel a lo que el Otro le refleja. Lo que creo ser se apega fielmente a aquello que en el Otro veo que soy.

El espejo entonces, no es cualquier espejo, es un espejo particular, de hecho único en su estructura. Casi no es un espejo, porque no espeja del todo, sólo cumple con ser un espejo en la medida en que activa nuestra imagen para nosotros cuando le hacemos frente.

Así es como, yo, soy otro.

Ese yo, otro, que soy, no es el que miraba interrogando al rostro de la madre en un implícito ¿quién soy? del que se nutre. Es lo que la madre reflejó.

Si algo soy, está más cerca del flujo de consciencia que se miró en el rostro materno para constituir esa ilusión, "yo".

El desarrollo humano, la primera mitad de la vida, consiste en la consolidación en un "Yo soy". Ilusión pura, identificación con aspectos reflejados por otros acerca de quienes somos.

Es una fuente fundamental de conflicto con uno mismo. Precisamente, si soy, yo, a la medida de otro, en algún espacio de la experiencia personal, el flujo del sí mismo, de ser, no encaja del todo en el molde puesto por otro. Lucha interna de toda la vida.

Si el proceso se da sin problemas, bien instalada la imagen, de pronto, se suelta, se resquebraja, no encajamos, no somos "ése" que creíamos ser. Tras el yo, se anuncia el Sí mismo. El Ser. Si madura en forma óptima, caen las máscaras del Yo, y surge un flujo más libre, espontáneo, hasta sorprendente e intolerable para "yo" que no se reconoce. Luego de una lucha, más o menos larga, el yo claudica, entrega su antigua hegemonía, para convivir aceptando un flujo existencial que no maneja ni anticipa.

Podría aquí señalarse dos tipos de psicoterapias. Las que ayudan en la primera etapa, la consolidación del Yo, y las que toman el segundo movimiento, la caída del imperio del Yo.

Lo Que Un Psicoanalista Sabe Según Fito Páez

Qué sabe un psicoanalista:

Un psicoanalista sabe, que no sabe.

Sabe también que su consultante no sabe que él si sabe

y cree que el doc es el que sabe.

Sabe también que su consultante estará sano cuando sepa

que nada sabe, menos su psicoanalista...

Que eso si que sabe....

Yo soy un psicoanalista,

Y me acaba de quedar claro

Pues otro (psicoanalista) que leyó esto dijo:

Éste tipo nada sabe !

Me acordé de Fito Páez, debe estar cantándole a su psicoanalista -al final del análisis- cuando dice:

"Yo no sé donde va donde va mi vidaaaaaa..
yo no sé donde va
pero tampoco creo que sepas vos !"

14/10/08

Curarse... ¿sanación o curadera?

No pocas veces me ha llamado la atención el doble significado y el juego que puede hacerse con la palabra cura, curado, curarse.

(al menos en Chile, para los extranjeros, curarse es sanar pero también es intoxicarse con alcohol).

Hoy escuchaba a un consultante hablar de ser libre, y que sólo curado (con alcohol) se había asomado a conocer aspectos de sí que luego de años de terapia está enfrentando, una mayor libertad.

De pronto dijo:
"curado solamente podría haber imaginado todo esto".

A lo que respondí en el acto:
" ¡ Claro, como ahora estás haciéndolo, curado ! "

(Yo pienso que es el principio del fin de la terapia).

Me dejó pensando también, cuantas "curaciones" momentáneas nos provee el alcohol. Cuando estamos borrachos, que podemos usar como excusa para no responsabilizarnos de nuestros actos y dichos, estando "curados", es entonces cuando estamos abiertos a quienes somos, no a la articulación obediente con lo que se espera de nosotros mismos.

Entonces, el actual abuso del alcohol, progresivo y en gente muy joven, podría estarnos mostrando cuan oprimidos nos tenemos a nosotros mismos por esta cultura homogeneizante y represiva de lo singular, de lo único, de la excepción, creyendo que es otra cosa que nuestra alucinación y creación colectiva.

Pasión de la servidumbre voluntaria, decía Étienne de la Boétie por el 1500 en Francia.

Represión y Shenpa

La idea psicoanalítica de Represión, cuando algo no puede hacerse presente a la consciencia por resultar inaceptable para nuestra propia idea de nosotros mismos o de lo aceptable e inaceptable, tiene un interesante paralelo en la práctica budista, como en otras comúnmente vistas dentro de las esoterias orientales.

Escuché una grabación de Pema Chödrön, monja budista tibetana y parte de la organización Shambhala. Habla de un concepto que no había escuchado antes, aún cuando es una idea implícita y englobada en los conceptos de ego y apego (ap_ego).

Shenpa. Se refiere al hecho de que en la meditación, sea práctica sentada o en momentos post, cuando estamos invitados a abrirnos, suspender todo juicio acerca de lo que se nos presenta en la mente, abandonar bueno o malo, simplemente, estar ahí. Convivir con esas presentaciones. A veces esto se nos hace imposible, quedamos enganchados a un autoconcepto que no admite vernos de cierta manera. Un proceso del ego que nos cierra, nos cierra a la experiencia llana, fundamental de nosotros mismos tal cual fluye. El camino budista se dirige a esto. Se habla de hacerse amigo de uno mismo.

Esto me recuerda la idea de R. Laing, psicoanalista inglés mistificado como antipsiquiatra por su valiente enfrentamiento al modo opresivo con el que el mundo de la salud mental "trata" a los consultantes.

Laing habla, en "La Política de La Experiencia" de la diferencia en el plano terapéutico de enfrentar al consultante como un objeto para cambiar, versus alguien para aceptar, tal como es, acompañar su autodescubrimiento.

Los budistas zen te dicen "za zen", siéntese honestamente. El encuentro terapéutico (y concibo al psicoanálisis tal cual), lo concibo de ese modo, una reincidencia insistente en sentarse honestamente, con uno mismo, sin juzgar, hacerse amigo de uno.

Impecable Lógica Freudiana

Escuchaba a un amigo, gran profesor y psicoanalista.

Una alumna en clases le pregunta, ¿Cómo puede uno saber si el sexo oral o anal no le gusta porque no le gusta o porque es un deseo reprimido?

La freudiana respuesta:

Si sientes rechazo, debe ser porque te gusta.

Si te gusta, .... es porque te gusta..

Causa cierta gracia, si no fuera porque revela el viejo truco freudiano y de miles de terapeutas. Si no sabes lo que te pasa, yo lo sé, y si no te cuadra, seguro que es porque tengo razón.

Es de esta manera como Freud, que podrá tener muchas genialidades pero como clínico era un aparato, destruye a Dora en su propio relato clásico.

En un modelo psicoterapéutico más actual a mis ojos, el punto no es que la afirmación acerca de los posibles deseos ocultos a uno mismo no sea correcta.

La clave está la fuente desde donde se obtiene dicha verdad. En el caso freudiano, como en todo modelo positivista que reclama una posición objetiva de saber acerca de un objeto_ahí separado del yo_observador_aquí, la verdad la tiene el experto. El consultante es pasivo, y si rechaza lo que se le propone como cierto, confirma la enfermedad y la hipótesis.

El lugar de la verdad en el otro. (Yo, soy otro, escuché decir a Francisco Varela refiriéndose a la engañosa idea de que yo, "soy yo". Yo, es otro)

Otra es la óptica de un enfrentamiento distinto, que acompaña al consultante a encontrarse con sus verdades, sean las que sean. En una de esas arriba a la misma idea, pero es totalmente otra cuando emana de una indagación personal.

11/10/08

Viagra times

Evidentemente la revolución viagra, ha cambiado muchas cosas en el plano de la intimidad sexual humana.

No hace mucho, en un café post congreso en Buenos Aires escuché a un connotado psicoanalista freudiano de alto cargo y charretera en el freudian stablishment porteño, señalar entusiasta, agradecido y mirando a los cielos:

"menos mal que tenemos Viagra, ahora los hombres podemos hacer frente a la demanda sexual femenina cada vez más exigente".

.... qué habrá entendido este caballero por "psicoanálisis"....

9/10/08

Ciudad sin semáforos

Hace unos días leí que en una ciudad al parecer alemana, estaban en un programa de retiro de semáforos. Se decía en la nota que se esperaba que esto hiciera a los conductores desarrollar una conducción más basada en la interación de miradas y gestos.

Lo encontré notable. Hace años ya me había llamado la atención en Buenos Aires, que visitaba regularmente, como en algunas otras grandes ciudades, que siendo muy extensas, con alta cantidad de vehículos, había pocos semáforos. En Argentina es además notable que cuando uno maneja un auto, todo es más caótico, en las autopistas nadie se mantiene en su pista, se da una danza, parece un río que fluye, la gente entra al torrente y se entrega, los autos van más próximos, se acercan más, y nadie se espanta.

Por contraste, la experiencia de conducir en Santiago de Chile es diferente. La gente es más regluda, se mueve menos de su pista y si alguien lo hace o se les acerca demasiado entran en pánico de bocina, de la que se cuelgan impúdicamente.

Siguiendo el estilo regludo, estamos llenos de semáforos, cada vez hay más y más próximos unos de otros. Es impresionante que la gente necesite una lucecita de color en lugar de mirarse con los otros conductores para poder fluir por las calles.

Me hizo pensar esto, en lo humanamente desconectados que somos los Santiaguinos, lo maquinales, lo cuadrados. Encerrados en nuestra autoburbuja provista generalmente de música que consolida el aislamiento, de un buen celular infaltable, nos movemos por la ciudad encerrados en nosotros mismos, siguiendo las claves computacionales de los semáforos más que cualquier señal del ser humano que está prójimo a nosotros.

4/10/08

La Atención no flota en Pisco Sour....

Tengo que desarrollar más la idea, pero es una respuesta frente a un cuestionamiento a mi progresivo abandono de estimulantes en general.

Mucho se puede hacer por la vía ideológica, esforzarse por una vida sana. Pero me da la impresión de que cuando uno sintoniza conscientemente, todas las prédicas de lo saludable se vuelven absurdas pues emerge una claridad diáfana de lo que uno necesita o no.

En el plano de las ingestas, por ejemplo, me es muy claro que al día siguiente de consumir alcohol, o comida en exceso, la experiencia de la meditación se enturbia notablemente.

La atención flotante es una vieja premisa freudiana del modo de enfrentar la experiencia clínica en psicoanálisis, posteriormente Bion la llevó al "sin memoria y sin deseo" y actualmente algunos psicoanalistas con un baño de budismo hablan de "presencia plena" o el mas chic "mindfullness".

En ese sentido cuando se tiene la experiencia "limpia" del estar ahí sin mucho tóxico encima, queda muy claro que la atención, no flota en pisco sour, más bien se hunde.

2/10/08

ReLiGare (Religión Inteligencia)

(Homenaje tardío, y algo cínico, a doña Julia González. Básicamente una vieja jodida y brillante que era el númerito central (y rotativo) en una escuela de psicología de la Universidad de Chile en los años en que la limpieza de la dictadura dejó poco más que tristes ayudantes en el lugar de académicos. Una señora que pudiendo haber sido un gran aporte enfermó de autorreferencia en un lugar en que debe haber sido la única que había leído y pensado acerca de ello).

Me preguntaron en tono de desafío algo amenazante "¿cuáles son tus creencias?"....

Me quedé intacto, e ipsoflato como diría Papelucho pensé, "ninguna"....

Aparte de que no creo en nada, ni en mí a estas alturas, no creo tener "creencias" en el sentido de profesar alguna fe.

Al rato pensé, "no, no "ninguna" sino más bien, todas".

No soy un experto, pero con los años de revisar escritos, escrituras y comentarios de la más diversa índole religiosa, siempre me quedo con ciertas impresiones muy claras.

Una es que hay que distinguir claramente el mensaje, la enseñanza, lo que profesan las escrituras, lo que dijo el profeta, las revelaciones que se le presentaron al fundador o al santificado por el grupo.

No sigas al maestro
Escucha su enseñanza

Tiendo a entender dichas enseñanzas como la expresión pasional de alguien que ha tenido una experiencia mística, un súbito arrebato del ser supremo que emerge universalmente desde el núcleo del individuo abriéndolo entero.

Lamentablemente, no puede aprehenderse ni el mensaje ni la experiencia a través del estudio o lectura de las palabras del profeta o portador de la verdad.

Y desgraciadamente, y aquí viene la segunda distinción, a eso se dedican las instituciones religiosas, los grupos humanos que se apoderan del mensaje del profeta cosificandolo en rituales y formas, instalando órdenes jerárquicos supremos que enferman de todo lo enfermo que las dinámicas del poder y sometimiento humano traen.

Es curioso, pero el fenómeno es el mismo trátese de la creencia de la que se trate. Creo que las verdades de los profetas son esencialmente las mismas, las formas de las instituciones formalmente distintas, revestidas de las culturas y épocas donde se desarrollan, pero las dinámicas del poder y el sometimiento que emergen desde la posesión de la verdad universal son muy similares de un grupo religioso a otro.

Si me tuviera que inscribir en alguna religión, sería más bien en una práctica, budista.

Hago la distinción entre religión y práctica, en el sentido de que la religión aporta explicaciones, respuestas a lo incógnito incognoscible, aquello que no puede alcanzarse por la vía del conocimiento racional, aquello que sólo entra en el campo de la experiencia, el fenómeno en cada uno. La práctica budista, en particular la zen, me simpatizan en la medida en que te sientan ahí mismo, ni más allá, ni más acá. Y eso es todo. Zasen, sentarse honestamente.

Creo sin embargo que las escuelas budistas, como todo grupo religioso, son la contradicción misma al mensaje profundo del Buda, como de Jesús, Mahoma, Eckart, Santa Teresa, Patanjali o quien sea.

El mensaje básico, conócete a tí mismo.

La clave está en qué se entiende por "conocerse", a qué tipo de experiencia apela.

Es en este punto donde el psicoanálisis destilado por Bion me parece el más fiel a lo esencialmente psicoanalítico.

Se trata de "devenirse uno mismo" en una experiencia vehiculizada por las palabras y las esencialmente fallidas interpretaciones que no tienen otra función que arrojarte al encuentro de tí mismo. La verdad cruda de lo que eres que destroza toda idea o ideal, desnudándote para abrirte a la vida misma.

A mis hermanos Psi

Queridos hermanos, Marx. Agradezco la conformación de esta cofradía de selectos analistas, y un antianalista sinclubista retirado, en este ...