21/6/12

Espiritualidad, Amor, Apocalipsis y Psicoterapias

La palabra Espiritualidad está cargada de muchas asociaciones y significados bastante diversos e incluso divergentes. Muchas veces nos señala una mirada sobre mundos más allá de nuestra percepción corriente, llenos de entidades y reglas ajenas a nuestro modo cotidiano de vivir y convivir, miradas esotéricas, muy ligadas al movimiento new age. Lo mismo pasa con la palabra Amor, frecuentemente asociada a la anterior. Llena de atribuciones diversas y divergentes, tanto que el Amor puede entenderse como mi deseo de poseer a otro a mi medida, como al contrario, abrirme a aceptarlo tal como es...
Por mi parte, sin sentirme sino distante de cualquier conversación o espacio de reflexión en torno a cosas ajenas a mi percepción y experiencia, a pesar de ello me he visto rodeado de la palabra Espiritualidad y Amor en mis búsquedas personales y profesionales, sintiéndome además muy cómodo dentro de esos espacios y conversaciones con personas diversas.
Me acerco a una definición de Espiritualidad finalmente, algo así como una la disposición a renunciar a las pretensiones del Ego de conocer, captar, controlar la existencia y la vida misma, subyugado ante la fuerza y la sabiduría implícita en el hecho mismo de la vida tal como es, muy superior a cualquier capacidad individual de comprenderlo en forma intelectual.
Espiritualidad se refiere a la experiencia misma de lo mucho más allá de mis fronteras personales, del Ego, que la existencia misma se despliega en armonía infinita y perfecta. Ante lo cual sólo queda entregarse, soltar. Es una actitud de respeto por lo desconocido incognoscible, lo más allá de mí, pero que sin embargo, ES, está aquí siempre. La existencia. lo que ES.
En cuanto a la muy manoseada palabra Amor, me quedo con la disposición a aceptarme a mí mismo y a cualquier otro tal cual ES. Acepto lo que es, no algo fácil siempre, es un arduo camino, muy reconfortante pero sin final. Obviamente emparentada con la Espiritualidad.
Es quizá también el sentimiento asociado a esa aceptación, de vivir con lo que soy, con lo que los otros son, en el intento de facilitar su despliegue sin oponer teorías de lo que es mejor o correcto, sino más bien en una actitud de atenta curiosidad, interés por lo que voy mostrándome de mí, por lo que el otro va siendo en su fluir.
Esto exige deponer todo proyecto, toda expectativa o diseño que pueda tener. Es pura apertura, franca curiosidad, disposición al asombro. Espacio para el brotar... brotar... bonita palabra para mirar el desarrollo de cada uno... no se me escapa que la Psiquiatría habla de brotes y eso no deja de dejar preguntas en torno a lo que consideramos enfermo
En el campo de las Psicoterapias y la Psiquiatría, hubo toda una época ligada a un diseño de ser humano "normal" "adaptado" implícitamente "sano".
Sin embargo, hay enfoques, como el psicoanálisis en algunas de sus escuelas, y otras terapias como la contemplativa y la humanista, fuertemente ligadas al budismo y sus prácticas, que más bien se posicionan desde la idea de que la salud está dentro de nosotros, y no en un modelo fuera.
Desde la mirada médica alopática, desde lamirada adaptativa, el brote mismo nos inquieta, una irregularidad de la rama, un grano que cortamos y sacamos porque en su irrupción de lo previo nos parece feo, no sospechamos la rama o la flor que puede llegar a desarrollarse. Ronald Laing practicaba lo que llamaba "viaje metanoico" con sus pacientes psicosis... darles un entorno protegido para que brotaran, no interponiéndose en la manifestación confiando en que la psicosis es una transformación similar al paso de gusano a mariposa a través de la crisálida, desde su punto de vista, la afección psicológica contiene el germen de su propia curación, porque no es enfermedad sino desarrollo, cuando miramos la película completa.
Disposición a escuchar atentamente, intentando cuestionar o sacudir todos los obstáculos, los más de ellos puestos por nosotros mismos, para que podamos escuchar con claridad nuestro propio ser que nunca se equivoca en torno a lo que vamos siendo y necesitamos. A veces la lucha no sólo es con el miedo de los que nos rodean y quieren normalizar, sino también con uno mismo es enorme, para darse espacio a ser.
Estas prácticas terapéuticas, amorosas, espirituales en el sentido que le estoy dando a esas palabras, no necesitan de nada más que una afinada escucha, curiosidad, inocencia, apertura por parte del terapeuta. Mi mejor maestro en esto es Columbo, antiguo detective televisivo setentero, con cada de nada o de ganso medio pavo, desentrañaba todo en base a simples preguntas. El arte de preguntar y escuchar.
Se distinguen estas actitudes de las escuelas que quieren mostrarnos modelos, de diversos orígenes y épocas, que dictan cómo vivir mejor.
Son parte del gran movimiento Espiritual en el mundo, que se dispone a descorrer los velos para enfrentarnos a nuestra verdadera naturaleza y despliegue. Apocalipsis, etimológicamente correr el velo... Vivimos el Apocalipsis, los tiempos de descorrer los velos y vivir en nuestra verdad, en lo que somos tal cual.
Hay una gran corriente de psicoterapias, que teniendo inspiraciones de origen diverso, están confluyendo en las prácticas de acompañar a la gente a este enfrentamiento, amoroso, a lo que cada uno es. Ya lejos de un enfoque normativo.
En esto las prácticas de meditación, las que no aportan contenidos ni objeto de meditación, sino el presente mismo, son totalmente complementarias y facilitadoras del proceso.
Practico meditación hace años, pasando por muchas, me quedé con la tradición zen, la meditación sentada llamada zazén, una de cuyas traducciones al español me encanta: "Sentarse Honestamente". Es quizá también a lo que aspiro cuando atiendo un consultante en mi práctica como terapeuta. Sentarme, honestamente, escuchando.
He tenido larga relación con otras prácticas terapéuticas, particularmente Osteopatía y Craneosacral. También con algo de los últimos avances en Quiropraxia. Es fascinante pues estas disciplinas en sus últimas generaciones, han dejado de lado la manipulación física del cuerpo, coincidiendo con variaciones menores, en una actitud meditativa, de apertura, acercando las manos al consultante sin hacer otra cosa que contemplar el presente, apartándose de la mente que clasifica, diagnostica y predice. He visto cosas sorprendentes.
Es un encuentro que va más allá de la patología, a un nivel donde no existe. Confiando en que la Inteligencia, no el intelecto humano, la Inteligencia que sostiene el orden de la vida, retoma la salud cuando la mente se silencia y deja de intervenir el cuerpo y el ser.

"Let The Work do the work" (déjale al trabajo hacer el trabajo)
"Trust the Tide" (confía en la Marea)
"Surrender your understanding, your Ego" (Rinde tu entendimiento, tu ego)

Palabras de mi difunto maestro y amigo Mike Boxhall.

13/6/12

¿Para qué sirve ir al terapeuta?

Una amiga complicada con su vida ha venido dándole vueltas a consultar un terapeuta, lleva unos años en ello y se resiste. Me pregunta qué pienso, una y otra vez, y entre las razones que tiene para dudar está un muy buen amigo suyo, hombre muy culto que lleva muchos años, décadas en terapia. Parece tratarse de un psicoanálisis.

Lo que la inquieta es que su amigo es un experto en su propia vida, tiene nutridas y diversas explicaciones para todo, sabe una brutalidad de teoría psicoanalítica y de la vida de Freud y Jung, pero sin embargo no parece haber cambiado en nada.
Ella me pregunta ¿para qué sirve ir a terapia? ¿para tener explicaciones o para cambiar?...

Personalmente pienso que quizás el efecto es un poco de cada cosa, pero claramente al menos en lo que a mí respecta, creo que alguien que va a terapia, sufriendo por sus trabas existenciales, más que "saber" o "conocer" busca alivio a su sufrimiento, es lo que asociamos con cambio.

Es cierto sin embargo que muchos de nosotros adictos a los tratamientos terapéuticos, disfrutamos en las explicaciones y en sentirnos cercanos a los creadores de las teorías fundacionales, como Freud por ejemplo. Esto, en cualquier caso, si dentro del marco de un proceso analítico lo que sucede es que el consultante en lugar de verse enfrentado a sí mismo y modificar su existencia, va adquiriendo conocimientos teóricos, ya no es propiamente una terapia o proceso psicoanalítico, sino más bien adoctrinamiento, formación en un marco teórico explicativo de la existencia, de lo que resulta no necesariamente una vida más sana sino un seguidor y más bien un creyente.La vertiente religiosa del psicoanálisis.

Si, bien lo decía Bion, notable personaje inspirado de la tradición, el psicoanálisis tiene al menos tres vértices, Ciencia, Arte y Religión.
De la veta religiosa resulta lo que antes describo, psicoanalizados que resultan en creyentes y seguidores, y también instituciones anquilosadas destinadas no al desarrollo de lo novedoso sino a la conservación del Dogma, tal cual, una Iglesia.
En cuanto Ciencia, intenta legitimarse estableciendo "conocimiento" acerca de lo humano, de lo singular a lo general, leyes científicas sobre el ser y el comportamiento.
En cuanto Arte, el psicoanálisis es una práctica, que debe ser ejercida en plena libertad creativa para estar viva y vigente al momento mismo del encuentro del psicoanalistas con su consultante, no puede deberse más que a la frescura del momento y su fugacidad.
No puede estar regida por formas ni constreñida por dogmas que pertenecen al vértice Religioso.

Es también lo artístico en psicoanálisis totalmente contradictorio con el vértice científico que busca ir de lo singular a lo general, pues en el encuentro analítico se trata precisamente de despejar lo general, lo que enajena al sujeto de su singularidad, para ir al encuentro de la verdad singular, personal, que pulsa bajo el manto de identificaciones y adaptaciones a lo cultural. Es ir al encuentro del sujeto, dislocando, desubicando el lugar de su verdad de cualquier otro campo que no sea el propio.

Psicoterapia Relacional

Al menos en el ámbito psicoanalítico vivimos una renovación entre algunos practicantes, con el redescubrimiento del plano relacional en la interacción entre un consultante y su terapeuta.
La verdad es que desde mucho tiempo hace no es ningún misterio que hay un campo relacional que se establece entre ambas subjetividades.
La diferencia está entre las escuelas que deciden ignorar el asunto apuntando al individuo como si la presencia del terapeuta no fuera un factor en lo que el mismo terapeuta observa, y otras escuelas, no necesariamente psicoanalíticas y algunas de antigua tradición que asumen el plano relacional como un plano determinante de la escena que el terapeuta pretende "tratar".
En psicoanálisis es más bien asumir

¿Para qué sirve ir al terapeuta?

Una amiga complicada con su vida ha venido dándole vueltas a consultar un terapeuta, lleva unos años en ello y se resiste. Me pregunta qué pienso, una y otra vez, y entre las razones que tiene para dudar está un muy buen amigo suyo, hombre muy culto que lleva muchos años, décadas en terapia. Por lo que dice parece tratarse de un psicoanálisis.
Lo que la inquieta es que su amigo es un experto en su propia vida, tiene nutridas y diversas explicaciones para todo, sabe una brutalidad de teoría psicoanalítica y de la vida de Freud y Jung, pero sin embargo no parece haber cambiado en nada.

Ella me pregunta ¿para qué sirve ir a terapia? ¿para tener explicaciones o para cambiar?...

Personalmente pienso que quizás el efecto es un poco de cada cosa, pero claramente al menos en lo que a mí respecta, creo que alguien que va a terapia, sufriendo por sus trabas existenciales, más que "saber" o "conocer" busca alivio a su sufrimiento, que es a lo que asociamos cambio.
Es cierto sin embargo que muchos de nosotros adictos a los tratamientos terapéuticos, disfrutamos en las explicaciones y en sentirnos cercanos a los creadores de las teorías fundacionales, como Freud por ejemplo. Esto, en cualquier caso, si dentro del marco de un proceso analítico lo que sucede es que el consultante en lugar de verse enfrentado a sí mismo y modificar su existencia, va adquiriendo conocimientos teóricos, ya no es propiamente una terapia o proceso psicoanalítico, sino más bien adoctrinamiento, formación en un marco teórico explicativo de la existencia, de lo que resulta no necesariamente una vida más sana sino un seguidor y más bien un creyente. Pues esta es la vertiente religiosa del psicoanálisis.

Si, bien lo decía Bion, notable personaje inspirado de la tradición, el psicoanálisis tiene al menos tres vértices, Ciencia, Arte y Religión.

De la veta religiosa resulta lo que antes describo, psicoanalizados que resultan en creyentes y seguidores, y también instituciones anquilosadas destinadas no al desarrollo de lo novedoso sino a la conservación del Dogma, tal cual, una Iglesia.
En cuanto Ciencia, intenta legitimarse estableciendo "conocimiento" acerca de lo humano, de lo singular a lo general, leyes científicas sobre el ser y el comportamiento.
En cuanto Arte, el psicoanálisis es una práctica, que debe ser ejercida en plena libertad creativa para estar viva y vigente al momento mismo del encuentro del psicoanalistas con su consultante, no puede deberse más que a la frescura del momento y su fugacidad.
No puede estar regida por formas ni constreñida por dogmas que pertenecen al vértice Religioso.
Es también lo artístico en psicoanálisis totalmente contradictorio con el vértice científico que busca ir de lo singular a lo general, pues en el encuentro analítico se trata precisamente de despejar lo general, lo que enajena al sujeto de su singularidad, para ir al encuentro de la verdad singular, personal, que pulsa bajo el manto de identificaciones y adaptaciones a lo cultural. Es ir al encuentro del sujeto, dislocando, desubicando el lugar de su verdad de cualquier otro campo que no sea el propio.

7/6/12

Terapias y Consciencia. Claves de la curación.

Comienzo esta reflexión desde lo que la motiva, un comentario del amigo Aldo citando a Frank Kislow "encontrar el limite de la conciencia pura (aquella que no sabe del bien ni del mal), poner intención y contactar con el paciente. A partir de aqui se produce la autocuración, o bien el sentimiento que la produce." Veamos, hay allí todo lo esencial para dar expresión a lo que mis casi 25 años como terapeuta y toda mi vida como consultante y buscador de las terapéuticas más diversas, me ha llevado a pensar. Siempre me he preguntado cómo es que prácticas terapéuticas tan diversas tienen tan claros resultados. La explicación científica más a mano siempre es el efecto placebo. Cosa interesante, pues sólo quiere decir que el hecho de que desconozcamos el mecanismo de acción no significa que no lo haya. Por otra parte, placebo nos hace pensar directamente en sugestión. ¿Y qué es la sugestión misma sino precisamente lo que Kislow dice a través del comentario de Aldo? Lo mismo que dice Mike Boxhall cuando dice "Trust the Tide" o "Let the Work do the Work". Es el acto terapéutico de la entrega y la confianza en esa consciencia pura, que no sabe de bien ni mal. Dicho de otro modo, el espacio no dualista de la consciencia, "beyond Ego" según Mike, más allá de las distinciones dualistas que la mente hace en su intento permanente por clasificar y predecir. La Ciencia es dualista, es una práctica del control y la predicción. La terapéutica científica por definición no puede llevarse bien con prácticas que piden "surrender" rendirse, ante lo que es. Abandonar el intento del Yo y permanecer en la consciencia pura al enfrentar a un consultante, al ir al encuentro terapéutico. Reconocer y rendirse ante la potencia del encuentro mismo, cuando al dejar a un lado, sin eliminar, pero a un lado, las distinciones y las palabras, atentos al flujo del encuentro, en un presente eterno. Para mí la clave de lo curativo no es la técnica (alopática, homeopática, floral, quiroprática, naturista, ayurveda, etc...) ni la sustancia o herramienta física utilizada. La clave está en el estado de consciencia con el que el practicante va al encuentro de su consultante. Si va con la mente, los diagnósticos y la patología por delante, cerrado a ello. O si va al encuentro de lo que es, sin nombre, experiencia, apertura. Es esta última actitud la que favorece un espacio en el que se activa la inteligencia natural del organismo, la salud propia, que de algún modo que no comprendo pero he vivido muchas veces, reorganiza sus fuerzas y se despliega. La salud (tal como lo pensaba Winnicott y muchos otros) es algo natural, no es algo que haya que "hacer" o "producir", por el contrario, se trata de remover los obstáculos para su desarrollo, y uno de los mayores es la mente, el "saber". Es interesante preguntarse porqué entonces la psicoterapia, si bastaría un encuentro con algún craneo sacral o cualquier otro tipo de terapeuta que enfrente la práctica con la mente que describo, unas pocas veces. Cierto es que estos encuentros movilizan la salud, sin duda. Pero también he visto con regularidad que la enfermedad vuelve una y otra vez. La clave secundaria es que la mente de la que se trata de poner a un lado para liberar la Salud no es la del terapeuta solamente, ello es necesario en el campo terapéutico, en el espacio de la sesión. Pero la mente (al decir de Winnicott, una enfermedad) del consultante, vuelve a retomar a ése ser afectando sus procesos. Por ello para que alguien sane debe emprender el mismo camino que un terapeuta que trabaje desde el espacio de la consciencia abierta. Debe emprender un camino de consciencia que vaya liberando a su ser del peso de su mente.

Tecnología e idiosincracia nacional...

Hoy me tocó hacer trámites de registro civil. Estaba la típica expendedora de números roja... pero vacía... había que acercarse a una de las personas que atiende, explicarle lo que uno tenía por tramitar y ella entregaba de un rollo a mano un número.... interrumpiendo constantemente su trabajo con la persona a la que atendía en el momento... me pregunté porqué tendría ella el rollo de números en la mano en lugar de ponerlos en la expendedora... ¿la explicación? hay gente que llega temprano, saca un montón de números y los vende afuera.... Viva Chile mierda !!

6/6/12

Terapias y Consciencia. La clave de la curación.

Comienzo esta reflexión desde lo que la motiva, un comentario del amigo Aldo citando a Frank Kislow "encontrar el limite de la conciencia pura (aquella que no sabe del bien ni del mal), poner intención y contactar con el paciente. A partir de aqui se produce la autocuración, o bien el sentimiento que la produce."
Veamos, hay allí todo lo esencial para dar expresión a lo que mis casi 25 años como terapeuta y toda mi vida como consultante y buscador de las terapéuticas más diversas, me ha llevado a pensar.
Siempre me he preguntado cómo es que prácticas terapéuticas tan diversas tienen tan claros resultados. La explicación científica más a mano siempre es el efecto placebo.

Cosa interesante, pues sólo quiere decir que el hecho de que desconozcamos el mecanismo de acción no significa que no lo haya.

Por otra parte, placebo nos hace pensar directamente en sugestión. ¿Y qué es la sugestión misma sino precisamente lo que Kislow dice a través del comentario de Aldo?

Lo mismo que dice Mike Boxhall cuando dice "Trust the Tide" o "Let the Work do the Work". Es el acto terapéutico de la entrega y la confianza en esa consciencia pura, que no sabe de bien ni mal. Dicho de otro modo, el espacio no dualista de la consciencia, "beyond Ego" según Mike, más allá de las distinciones dualistas que la mente hace en su intento permanente por clasificar y predecir.

La Ciencia es dualista, es una práctica del control y la predicción. La terapéutica científica por definición no puede llevarse bien con prácticas que piden "surrender" rendirse, ante lo que es. Abandonar el intento del Yo y permanecer en la consciencia pura al enfrentar a un consultante, al ir al encuentro terapéutico. Reconocer y rendirse ante la potencia del encuentro mismo, cuando al dejar a un lado, sin eliminar, pero a un lado, las distinciones y las palabras, atentos al flujo del encuentro, en un presente eterno.

Para mí la clave de lo curativo no es la técnica (alopática, homeopática, floral, quiroprática, naturista, ayurveda, etc...) ni la sustancia o herramienta física utilizada. La clave está en el estado de consciencia con el que el practicante va al encuentro de su consultante. Si va con la mente, los diagnósticos y la patología por delante, cerrado a ello. O si va al encuentro de lo que es, sin nombre, experiencia, apertura curiosidad. Es esta última actitud la que favorece un espacio en el que se activa la inteligencia natural del organismo, la salud propia, que de algún modo que no comprendo pero he vivido muchas veces, reorganiza sus fuerzas y se despliega.

La salud (tal como lo pensaba Winnicott y muchos otros) es algo natural, no es algo que haya que "hacer" o "producir", por el contrario, se trata de remover los obstáculos para su desarrollo, y uno de los mayores es la mente, el "saber".
Es interesante preguntarse porqué entonces la psicoterapia, si bastaría un encuentro con algún craneo sacral o cualquier otro tipo de terapeuta que enfrente la práctica con la mente que describo, unas pocas veces.
Cierto es que estos encuentros movilizan la salud, sin duda.
Pero también he visto con regularidad que la enfermedad vuelve una y otra vez.

La clave secundaria es que la mente de la que se trata de poner a un lado para liberar la Salud no es la del terapeuta solamente, ello es necesario en el campo terapéutico, en el espacio de la sesión.

Pero la mente (al decir de Winnicott, una enfermedad) del consultante, vuelve a retomar a ése ser afectando sus procesos. Por ello para que alguien sane debe emprender el mismo camino que un terapeuta que trabaje desde el espacio de la consciencia abierta. Debe emprender un camino de consciencia que vaya liberando a su ser del peso de su mente.

A mis hermanos Psi

Queridos hermanos, Marx. Agradezco la conformación de esta cofradía de selectos analistas, y un antianalista sinclubista retirado, en este ...