Matías Fernández Depetris
Psicoterapeuta sin club discípulo de Groucho Marx
(Fundador y miembro único de Psicoterapia Sinclubista Marxista)
31/10/12
Bert Hellinger a Adolf Hitler. Controvertido, pero hay que tener cojones.
Se le atribuyen las siguientes palabras a Bert Hellinger en la página 247 de su libro "Gottesgedanken" (2004).
No me consta, sin embargo, las tomo y las publico en una reflexión por el impacto múltiple que me causaron, cualquiera sea su autor.
Me parecen afirmaciones de un coraje notable, en el asumir de una buena vez el amor como un movimiento que no tiene preferencias por nadie, un movimiento de los congéneres hacia sí mismos y los demás, de aceptación de lo humanos que somos, de lo imposible de la superioridad. La compasión budista, no la compasión idiota al decir de Trungpa.
En días en los que nuestro mundo occidental ve como sacerdotes y educadores que pretendían estar sobre las pulsiones más básicas del ser humano, en forma casi masiva han ido apareciendo como feroces transgresores, cultores de lo que estaba velado en sí mismos.
Somos todos humanos. Es en este sentido que Bert Hellinger, muy controversial y vehemente, me produce interés en su forma de entender que el amor tiene que ver con lo que ES, SOMOS y no con lo que nos gustaría que fuera.
Cualquier evolución, pienso, puede surgir desde la base cierta de nuestra cruda realidad y no desde gaseosas fantasías idealistas. Por eso me inscribo en el campo del psicoanálisis.
La superioridad desde la que se sitúan las víctimas de un atropello muchas veces los lleva a atrocidades aún peores en nombre de su sufrimiento, cíclico y triste hecho de la humanidad que circula de guerra en guerra, explotación social y el síndrome de la pasión de la servidumbre voluntaria que tiene a los pueblos masa atados a un destino sujeto sólo desde sí mismos. La rebelión no es posible cuando el opresor al que temes está en tí.
Hitler, muchas personas te consideran un monstruo.
Como si ellos tuvieran del derecho de pronunciar un veredicto.
Te miro, como un ser humano,
tal como yo,
con un padre, con una madre
y un destino definido.
¿Eres acaso superior a mi?
¿o eres inferior?
¿Eres mejor que yo?
¿O peor que yo?
Si eres superior,entonces también lo soy.
Si eres inferior, entonces también lo soy.
Si eres mejor que yo o peor,
entonces yo lo soy.
Porque soy un ser humano, tal como tu.
Si te respetara, me respetaría a mi mismo.
Si te detesto me detesto a mi mismo.
¿Me atrevo a amarte?
¿Estoy obligado a amarte?
Porque si no lo estoy,
entonces cómo podría
amarme a mi mismo.
Si reconozco que fuiste humano,
tal como yo,
entonces tengo que mirar algo
que nos ha creado a ambos.
- Igualmente -
Algo que te creó a ti como a mi.
Algo que incluso determina
como ambos podemos ser destruidos.
¿Cómo podría tener la posibilidad de excluirme
de nuestro origen último en común
mientras te estoy excluyendo?
¿Cómo podría alguna vez culpar a éste orígen último
y alzarme tan encima de ello
mientras te estoy culpando?
Sin embargo no me atrevo a compadecerte.
La causa última de tu auge y caída
no es diferente de lo mío.
Honro eso en tí
como lo honro en mí.
Y me entrego a todo lo creado en ti
y todo lo creado en mi.
Así como todo lo creado en cualquier otro ser humano.
(traducción libre a partir de varias versiones disponibles en internet).
Finalmente, no se trata de pasar por alto lo que en el plano de los seres humanos, iguales ante la ley de los similares, impliquen las consecuencias de los actos de cada uno, muy por el contrario, la compasión que honra, da dignidad y respeto a alguien, también lo obliga a tomar total responsabilidad por sus actos, y a sus semejantes a no obviarlo.
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