Leyendo a un viejo maravilloso, Masanobu Fukuoka, me encuentro con su afirmación acerca de que el saber de los científicos sobre la vida, es como el de las ranas de un charco.
Del charco saben, mientras están vivas, son expertas en su charco, pero como se ve muchas veces, se salen del charco y entran a una carretera, y ya son totalmente estúpidas, mueren aplastadas.
La ciencia es un dominio de conocimiento, preciso, limitado, definido por sus reglas. Tal cual un juego como el fútbol o el ajedrez.
El problema no es la ciencia, un buen científico sabe perfectamente el límite de sus conocimientos y su aplicabilidad, Tal como una buena rana no saldrá de su charco, al menos sin tener claro que sale de sus límites de conocimiento.
En el campo psicoterapéutico, me muevo actualmente muy fuera de lo científico en lo que como psicólogo fui formado con claro énfasis.
Es más, la ciencia no sólo me es ajena sino contraria como marco de conocimiento y práctica.
La ciencia, tal como el modelo médico occidental lo representa, busca ubicar la generalidad, la normalidad. Para la ciencia no hay individuos, el médico y el terapeuta científico buscan el diagnóstico, esto es, el casillero donde encajar a un individuo, despojándolo de toda su singularidad para ubicarlo en un grupo amplio.
La psicoterapia es el arte del despliegue de la singularidad, mi trabajo consiste precisamente en desmontar toda identificación con lo "normal" con el "deber", para permitir el brote y desarrollo de lo genuino de cada ser.
¿Existencialismo?, puede ser.
La existencia se me aparece de una potencia infinita, actualmente estoy lejos de creer que algún conocimiento o técnica humana pueda doblegar lo que ES. Lo que es, verdad suprema de los hechos, se impone siempre finalmente, por la fuerza propia de lo real.
Nada más elocuente que lo que vemos que está pasando con el planeta y la "civilización", producto de nuestro "conocimiento y técnica" en gran parte científico. El modelo económico, desarrollado por expertos altamente educados. Todo se revienta como una burbuja, y aparece la naturaleza, lo real, inmutable.
Por mucho que nos duela, no deja de ser cierto que la desaparición completa del planeta tierra, en el peor de los casos, nada significa en el contexto del Universo y sus magnitudes.
Felices sueños.
Matías Fernández Depetris
Psicoterapeuta sin club discípulo de Groucho Marx
(Fundador y miembro único de Psicoterapia Sinclubista Marxista)
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