Lo matamos y se mató.

Un muchacho amigo de mis hijas adolescentes, amaneció colgado de un árbol en la plaza del barrio, en estos días. Primer golpe. Días atrás le habían encontrado 2 gramos de marihuana durante una actividad en su colegio. La dirección del colegio, antes de dar aviso a los padres, antes de cualquier cosa, llamó a Carabineros... quienes procedieron a llevarlo detenido. Segundo golpe ¿qué tan legalmente? pues nada, lo hicieron. Como era obvio, lo soltaron pronto. ¿para escarmentarlo? ¿colusión de los policías con la dirección del colegio? Los padres se enteran indirectamente. Tercer golpe. El muchacho desesperado e inocente aterrado enfrentando una citación judicial, descubrió que había sido denunciado por la ley de porte de arma blanca... Cuarto golpe. Así de educada y preparada es nuestra policía. Antes de llegar al juzgado, tomó la decisión y se colgó. Me revuelvo entre la ira, el dolor más ardiente y la impotencia suprema, estoy inundado en violencia ¿En qué carajo estamos los adultos? ¿Qué mierda estudia un director de colegio como ese? ¿Qué es cuidar a los hijos cuando quedan en sus manos? ¿Qué es y para qué sirve un policía? Probablemente una cadena de personas no vistas, abusadas y maltratadas que pudimos llegar a adultos, policías, profesores y varios, como pudimos, alienados de la sensibilidad más básica. No quiero ni pensar en el dilema de los deudos. No pretendo dar la responsabilidad del suicidio al colegio o a sus funcionarios, Sin embargo hay serias preguntas en torno a sus procedimientos. Queda para ellos y los apoderados. Sin embargo ¿Habría hecho yo algo diferente en el mismo contexto? No lo sé, y eso es lo que me aterra. No soy más, son personas preparadas y con experiencia. ¿Qué hemos hecho con nosotros? ¿Qué nos estamos haciendo? En los colegios la droga no es una amenaza. La amenaza es la estupidez e ineptitud de los profesionales y adultos para relacionarnos con los niños y jóvenes. Y no es en los colegios, es la sociedad entera... y si voy más allá, es sencilla expresión de nuestra ineptitud para relacionarnos con nuestros aspectos no adaptables, libertarios, creativos, desatados, juguetones, arriesgados, inconformistas. Pura falta de amor propio.