Esta moda pareció ser en algún momento un gran despertar a la consciencia de nuestro lugar en el sistema planetario y nuestro rol como integrados participantes de la cadena de la vida, o de brutos explotadores de cuanto recurso encontramos, sin otra consideración que el más inmediato y básico principio del placer.
Mucho se habla, se escribe, en nombre de la ecología. Sin embargo, sin ponerse muy fino en la observación uno se encuentra con quienes se hacen vegetarianos pensando en vivir mejor, pero no tienen la más mínima inquietud en relación al brutal sistema de tortura y masacre en el que se produce la carne disponible para el consumo. Comen orgánico, lo que está muy bien, pero ahí se quedan muy tranquilos sin interiorizarse del problema que implica lo transgénico, los pesticidas, los usos abusivos del suelo agrícola.
Otros, enarbolan sus banderas ecológicas para protestar por una antena de telefonía celular, muy próxima a sus hogares o muy fea para ser aceptada en un amable barrio burgués. Algunos se conforman con el disfraz de palmera que está en boga, otros se calman si les corren la antena lejos de casa. A nadie parece importarle el conciudadano (generalmente más pobre) al que le llegará la antena desplazada, o las consecuencias amplias que tiene la cultura celular como modo de vida.
El mejor ejemplo de lo que me inquieta, es nuestro flamante Capitán Planeta, que en un momento de cósmica inspiración ecológica, anunció con desfachatada autoridad, que la solución para la contaminación de los humedales de Valdivia, por la planta elaboradora de papel, era ni más ni menos que.... sacar un conducto desde la planta hasta Mehuín, caleta pesquera cercana a Valdivia, y tirar allí todo lo que destruyó la vida en los humedales. En su momento se hizo un reportaje a la planta que dio el modelo para la que hay en Valdivia, una planta Finlandesa, ellos tenían 3 etapas más en el procesamiento de deshechos, y obtenían agua potable al final de la línea. En Chile sencillamente se construyó la planta a medias, con énfasis productivo.
Es decir, mi discurso ecológico y mi metro cuadrado. Listo. Barrer la mugre bajo la alfombra.
¿Cuál será la lógica?
a. Si no lo veo, no existe
b. Dale no más, total los chilenos son imbéciles
c. El Mar es una planta de procesamiento de deshechos natural
No sé, pero más que una ECO lógica, suena a una EGO lógica.
Matías Fernández Depetris
Psicoterapeuta sin club discípulo de Groucho Marx
(Fundador y miembro único de Psicoterapia Sinclubista Marxista)
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