De pasada escuché en la radio a un fulano que hablaba del advenimiento de la "sociedad del conocimiento" en que se estaría constituyendo la actualidad humana, apoyado en la cantidad de información progresivamente creciente que la ciencia entrega. Lo que no dijo con claridad es que el entusiasmo de muchos con esta sociedad del conocimiento es un concepto capitalista netamente. La propiedad intelectual.
El delirio por descifrar el genoma humano como el de todo ente biológico sobre la faz de la tierra, en realidad tiene algo que ver con una pulsión hacia conocer, pero mucho más tiene que ver con el hecho de que ese conocimiento hoy en día permite hacer modificaciones genéticas PATENTABLES COMERCIALMENTE, y he ahí el chiste. LUCRO.
La Ingeniería Genética, al servicio de la sociedad del capital, genera cosas como por ejemplo, semillas de trigo que germinando para una cosecha, no producen nueva semilla. Esto hace que los agricultores deban comprar semillas cada año a los productores de esta semilla modificada genéticamente. La ventaja estaría en la resistencia a males varios y la productividad.
Es claro que en un sistema de producción agropecuaria tal, hay uno que siempre gana, el dueño de la propiedad intelectual de la semilla. Las empresas de ingeniería genética siempre ganan, cosecha a cosecha, el valor de las semillas que venden.
El agricultor, y el consumidor sin embargo, comparten el riesgo y corren con la posibilidad de perder. En un mal año, una mala cosecha o una cosecha malograda, es pérdida total para el agricultor. Para el consumidor es una pérdida relativa en la medida en que el precio del trigo cosechado, al haber poca oferta, aumenta.
Qué contraste notable. Justo hace poco tiempo había sido invitado a participar de una iniciativa agrícola inspirada en la técnica y la ética de la agricultura biodinámica y la antroposofía.
En tal sistema, los potenciales consumidores aportan un monto de recursos para que los encargados del campo produzcan. El resultado de dicha cosecha se reparte entre todos los inversionistas. Todos corren el riesgo, todos pierden o ganan en la misma medida compartiendo la condición incierta de la existencia humana.
Qué obvio se hace que el sistema capitalista se organiza de un modo tal que desigualiza la exposición ante el riesgo de vivir, inicialmente igual para todos. El Capital y sus flujos redistribuye el riesgo intentando amparar contra las variables condiciones de la existencia a unos pocos.
Ficción pura, la vida, te mata igual, con o sin plata o poder.
Matías Fernández Depetris
Psicoterapeuta sin club discípulo de Groucho Marx
(Fundador y miembro único de Psicoterapia Sinclubista Marxista)
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