En alguna entrevista a Francisco Varela de las que están en youtube, por ahí deja caer la frase "Yo, soy otro" o yo, es otro.
Tremenda frasecita que evidentemente hace justicia a la trayectoria budista de Varela. Sin embargo, me quedé dándole vueltas, pues también desde el psicoanálisis aquello tiene mucho sentido.
El Yo, yo, ese que he creído ser, aquello con lo que me identifico, nace en el espejamiento de los Otros. inicialmente la madre, y en la medida en que progresa el desarrollo, se va ampliando los otros en los cuales nos espejamos para saber quienes somos.
Entretejido en esto hay mucho de Lacan. Uno se ve en el rostro de la madre para D. Winnicott. Sin embargo, cuando la madre mira al bebé, lo mira cargada de todas las fantasías, deseos, proyectos, conscientes o no, que están depositados en ese hijo, en el nombre que lleva, y en su imágen, aún antes de nacer.
El Yo, se configura así, articulado al deseo de ese Otro. Es fiel a lo que el Otro le refleja. Lo que creo ser se apega fielmente a aquello que en el Otro veo que soy.
El espejo entonces, no es cualquier espejo, es un espejo particular, de hecho único en su estructura. Casi no es un espejo, porque no espeja del todo, sólo cumple con ser un espejo en la medida en que activa nuestra imagen para nosotros cuando le hacemos frente.
Así es como, yo, soy otro.
Ese yo, otro, que soy, no es el que miraba interrogando al rostro de la madre en un implícito ¿quién soy? del que se nutre. Es lo que la madre reflejó.
Si algo soy, está más cerca del flujo de consciencia que se miró en el rostro materno para constituir esa ilusión, "yo".
El desarrollo humano, la primera mitad de la vida, consiste en la consolidación en un "Yo soy". Ilusión pura, identificación con aspectos reflejados por otros acerca de quienes somos.
Es una fuente fundamental de conflicto con uno mismo. Precisamente, si soy, yo, a la medida de otro, en algún espacio de la experiencia personal, el flujo del sí mismo, de ser, no encaja del todo en el molde puesto por otro. Lucha interna de toda la vida.
Si el proceso se da sin problemas, bien instalada la imagen, de pronto, se suelta, se resquebraja, no encajamos, no somos "ése" que creíamos ser. Tras el yo, se anuncia el Sí mismo. El Ser. Si madura en forma óptima, caen las máscaras del Yo, y surge un flujo más libre, espontáneo, hasta sorprendente e intolerable para "yo" que no se reconoce. Luego de una lucha, más o menos larga, el yo claudica, entrega su antigua hegemonía, para convivir aceptando un flujo existencial que no maneja ni anticipa.
Podría aquí señalarse dos tipos de psicoterapias. Las que ayudan en la primera etapa, la consolidación del Yo, y las que toman el segundo movimiento, la caída del imperio del Yo.
Matías Fernández Depetris
Psicoterapeuta sin club discípulo de Groucho Marx
(Fundador y miembro único de Psicoterapia Sinclubista Marxista)
16/10/08
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2 comentarios:
Yo no soy yo.
Soy éste,
que va a mi lado sin yo verlo;
que,a veces voy a ver,
y que, a veces, olvido.
El que calla, sereno cuando hablo,
el que perdona,dulce,cuando odio,
el que pasea por donde no estoy,
el que quedará en pie, cuando yo muera.
el que ve sin darse cuenta
que respira el aire
que mira el espejo
y siente esa piel sobre el cuerpo.
Que mira más allá
y pestañea después de pensar.
Piensa que vivir es lo que falta
aceptar es lo que debería
y solo querer es lo que hay.
Mira hacia el cielo
y descubre un mundo de alegría
ven a reír conmigo
que yo me voy a ayudar.
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