25/1/08

Lios en Pareja ( ¿amor? )

¿Qué es hacer pareja? ¿Basamos nuestras relaciones de pareja en el amor? ¿De qué hablamos cuando hablamos de amor de pareja?

Yo distinguiría el amor romántico como la especialidad amorosa sobre la que basamos nuestras esperanzas de vida en pareja, extendemos los efectos narcóticos del momento del enamoramiento a un futuro infinito, y lo amarramos con las anclas matrimoniales pretendiendo ubicar nuestra nave de una vez y para siempre en el lugar inamovible del efímero flechazo de cupido.

Cae el manto hipnótico, el príncipe azul tiene ahora, repentinamente, olor a patas, malos modales, una madre espantosa que se nos viene encima, le gusta tomar con los amigos y echarse a ver tele, dejando atrás aquellos fines de semana de conquista en que se nos presentaba impecable y deportivo un sábado por la mañana temprano, listo para emprender todo tipo de aventuras de montaña, playa y deportes, hoy reducidos a las 32 pulgadas del plasma con el que destruyó el dormitorio matrimonial.

La princesa, por su parte, de pronto tiene estrías, mal aliento por las mañanas, usa unas camisas de dormir espantosas, le crecen cañones en las piernas, axilas y pubis, reclama por todo, desilusionada, nada le parece bien. Vive molesta con los amigos del príncipe que sólo se juntan a tomar, mientras ella con las otras princesas en el rincón de la fiesta comparten la desgracia de animal con el que se casaron.

Sin llegar aún a la llegada de los hijos, ya tenemos anunciado en detalle lo que será el estado de crisis permanente, con fases más o menos agudas, del matrimonio en evolución, por el siguiente decenio. A no ser, claro, que uno, o ambos, decidan interrumpir la aventura separándose para retomar la búsqueda de la media naranja, repitiendo el ciclo tantas veces como nos dé la ceguera. La crisis permanente se basa en algo muy simple y obvio, el otro con el que me casé, es Otro, otro a mis sueños, otro a mis esperanzas, otro a mis expectativas. Es otro al que no vi, en mis sueños enamorado de una imagen de lo que quería encontrar.

La realidad de nuestros compañeros de vida, por excelente que pueda ser, siempre es fallida a la escala de nuestras esperanzas o mas bien exigencias. Sin darnos cuenta esperamos que quien se decide a darnos el "si" para toda la vida, se esclavice intentando cubrir a la perfección todas nuestras necesidades y carencias. Agravadas en la medida en la que hayamos tenido una infancia poco provista de cuidados adecuados. Sin embargo aún cuando nuestros padres hayan estado a la altura del más exigente de los psicólogos infantiles, por estructura, el deseo se encargará de continuar su ciclo, siempre más allá de lo que nuestra pareja pueda darnos.

Años de pelear con los hechos, gradualmente se nos presenta la evidencia. El otro no nos llena, y parece que no nos llenará. Conversaciones, promesas, vuelta a intentarlo, a la vuelta de la cama nuevamente nos encontraremos de cara a la realidad, cada uno es lo que es, y si todo anda bien, cada vez mas fiel a sí mismo.

La encrucijada clásica, nos separamos para buscar la mitad que nos falta en otro ser humano, o quizás, podamos pensar que el desafío de ser pareja es el desafío básico que nos impone la vida humana, relacionarnos con el otro. Desafío estructural al flujo de nuestro ser, otro que por el hecho de ser otro se interpone.

El negocio matrimonial suele equilibrarse por años, precariamente y ayudado por psicofármacos, televisión, vida social, lubricantes y viagra, en el sometimiento de uno al otro. Sometimiento a veces alternante, cambio de papeles, a veces fijo, patología psiquiátrica. Sufrimiento dramático, para todos. Cuando uno aplasta al otro, todos pierden, nadie gana.

Cuando también ese intento se extingue, por cansancio, cuando separarse es absurdo, el camino que se abre es comenzar la nueva etapa del desarrollo personal, en comunidad, en pareja inicialmente. Desarrollarnos con otros en el mundo.

El fundamento inicial de este poderoso proceso, es la aceptación mutua de que el otro es lo que es, simplemente, y que eso no lo hace en contra de uno. Se abre la invitación a descubrir quien es el otro, para donde va con la vida, como quiere vivirla, a la par de descubrir lo propio. La invitación es desechar los compromisos, las obligaciones, en cierto sentido la solución es separarse. Separarse de las expectativas, de los planes, del matrimonio ya expirado. Separarse para encontrarse con ése que aún vive en el compañero o compañera, bajo el rígido edificio de exigencias y frustraciones mutuas.

Es el momento en que muchos reconocemos en el otro ese del que nos enamoramos, que quedó enterrado bajo los años de lo que fuimos haciendo juntos. Tal como le pasó a uno.

Es la apertura a lo incierto, todo terminado, sin esperanzas, en el "no se", "veremos"... la oportunidad de amanecer a la posibilidad de una convivencia con amplio espacio para ser.

¿Amas realmente a tu pareja? Tengo la impresión de que confundimos el amar con el sentimiento de posesión, la o lo queremos para nosotros, para nuestros deseos, en nuestros planes. La "queremos" a nuestro servicio. Si hubiéramos ingresado en el ámbito amoroso, el espacio es amplio, poco importa si nos acompaña a ver a nuestros padres, si va a las reuniones sociales del trabajo, si le gustan cada una y todas las personas que nos gustan, si le gusta hacer lo mismo que a mí. En ese ámbito gozamos de ver a nuestro amado desplegarse, desarrollar el ser esencial que nos cautivó inicialmente. No queremos poseerlo, gozamos de su ser.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Si la amas la quieres poseer. El desapego inducido, es la otra cara del amor posesivo (tan desacreditado, pero necesario). No me molesta la posesion, pero con sutileza y estetica relacional. Lo otro es amistad y tolerancia.

mfd dijo...

"Si la amas la quieres poseer"

¿ AMAR = EJERCER DE AMO ?

Vaya, ¡¡ qué amo_roso !!

El desapego inducido no es desapego. Puede ser apego a ser mejor, a ser bueno, a algo, pero muy apegoso.

El desapego no es algo que se pueda obtener, trabajar o lograr.

Sucede, simplemente, y no se llama de manera alguna.

Es como Sila. Los paramitas del buda. Es lo que le pasó a alguien porque le pasó. (punto)

(Y ahí anda la corte de monos imitadores queriendo entrarle al dharma por la puerta de salida..)

Bien por anónimo, si uno ama, AMOando, así nomás tiene que ser.

Uno es lo que es

(dos es un misterio).

A mis hermanos Psi

Queridos hermanos, Marx. Agradezco la conformación de esta cofradía de selectos analistas, y un antianalista sinclubista retirado, en este ...